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Pero todos se han desviado;
todos a una se han corrompido.
No hay nadie que haga el bien;
¡ni siquiera hay uno solo!(A)

¿Acaso no piensan esos malhechores,
que devoran a mi pueblo como si fuera pan,
y jamás invocan a Dios?

Ellos se estremecerán de miedo
allí, donde no hay nada que temer.
Dios esparcirá los huesos de los que te asedian;
Dios los desechará y los dejará en vergüenza.

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